

12 de octubre de 2025
UN LLAMADO A LA SANTIDAD
ESCRITURA: HAGEO 2:10-19
Josué Saldarriaga
Un Llamado a la Santidad
Introducción y Base Bíblica
El mensaje "Un llamado a la santidad" se fundamenta en el texto de Hageo 2:10-19, un pasaje que nos transporta a un momento crítico en la historia del pueblo de Israel. Tras regresar del exilio babilónico, los israelitas habían comenzado la reconstrucción del templo en Jerusalén, pero esta obra quedó detenida durante aproximadamente 16 años. Este estancamiento no fue solo por la oposición externa que enfrentaron, sino principalmente por un problema interno: habían desplazado a Dios de su lugar prioritario.
El Contexto Histórico y Espiritual
La predicación nos sitúa claramente en este escenario: el pueblo había regresado a Jerusalén con el propósito de reconstruir el templo, pero pronto las prioridades cambiaron. Comenzaron a preocuparse más por construir y decorar sus propias casas, mientras que la casa de Dios permanecía en ruinas. Esta distorsión de prioridades reflejaba un problema espiritual más profundo que Dios decidió abordar a través del profeta Hageo.
Los Tres Mensajes Divinos
El mensaje explica que Dios habló a su pueblo a través de Hageo en tres ocasiones distintas, cada una con un propósito específico:
1. El Llamado a Reordenar las Prioridades: En su primer mensaje, Dios confronta directamente la contradicción del pueblo: "¿Es acaso tiempo de que vosotros habitéis en vuestras casas artesonadas mientras esta casa está en ruinas?". Esta parte de la predicación enfatiza cómo Dios invita a reflexionar sobre las consecuencias de haber invertido el orden de las prioridades: habían sembrado mucho pero recogido poco, comido sin saciarse, vestido sin abrigarse y ganado salarios solo para echarlos en saco roto. El mensaje es claro: cuando Dios no está en el centro, nada más puede funcionar adecuadamente.
2. La Promesa de la Gloria Divina: El segundo mensaje trae esperanza. Aunque el templo que estaban reconstruyendo pareciera insignificante comparado con la magnificencia del templo de Salomón, Dios promete que su gloria llenará este nuevo templo incluso más que el anterior. La predicación destaca aquí una verdad fundamental: el valor no está en las apariencias externas sino en la presencia de Dios.
3. El Imperativo de la Santidad: El tercer mensaje, que constituye el núcleo de esta predicación, es un llamado directo a la santidad. Utilizando una ilustración práctica con los sacerdotes, Dios enseña al pueblo una lección espiritual profunda sobre la naturaleza de la santidad y la impureza.
El Significado de la Santidad
La predicación profundiza en este concepto crucial de santidad. No se trata simplemente de seguir reglas morales o de mantener apariencias religiosas. La santidad, según explica el mensaje, significa estar "apartado para Dios" con un propósito específico en Su servicio. A través de las preguntas que Dios hace a los sacerdotes, se revelan dos principios espirituales fundamentales:
1. La santidad no se transmite por contacto: Si alguien lleva carne santificada en el borde de su vestido y toca con ese borde pan, vino, aceite o cualquier alimento, estos no quedan santificados. Esto ilustra que la verdadera santidad no se adquiere por simples asociaciones externas o por rituales superficiales.
2. La impureza sí se transmite fácilmente: En contraste, si alguien que ha tocado un cadáver (volviéndose impuro según la ley) toca cualquiera de estos alimentos, estos quedan contaminados. Esto demuestra cómo la impureza espiritual se propaga con facilidad, afectando todas las áreas de nuestra vida.
El mensaje explica que esta ilustración tenía un propósito claro: mostrar al pueblo que sus obras y ofrendas estaban contaminadas por su impureza espiritual. No bastaba con reconstruir el templo externamente si sus corazones seguían alejados de Dios.
El Rol de los Sacerdotes
La predicación destaca la función de los sacerdotes como intérpretes de la ley y guías espirituales para el pueblo. Ellos tenían la responsabilidad de discernir entre lo santo y lo profano, lo limpio y lo inmundo. El mensaje nos invita a reflexionar sobre nuestra propia responsabilidad como creyentes de conocer profundamente la Palabra de Dios para poder guiar a otros en su camino espiritual.
El Llamado al Arrepentimiento y la Promesa de Bendición
La parte final del mensaje enfatiza el llamado de Dios al arrepentimiento genuino. A través de Hageo, Dios invita al pueblo a "considerar" su condición espiritual, a reflexionar sinceramente sobre sus caminos y a reconocer cómo su desobediencia había llevado a consecuencias negativas en todas las áreas de su vida. Sin embargo, la predicación no termina en la convicción del pecado sino en la promesa de restauración. Dios declara: "desde este día os bendeciré". El mensaje subraya esta poderosa promesa: cuando el pueblo responde al llamado de santidad con un corazón sincero y obediente, Dios comienza a derramar sus bendiciones abundantemente.
Aplicaciones Prácticas para Hoy
La predicación concluye con aplicaciones prácticas relevantes para nuestra vida contemporánea:
1. Examinar honestamente nuestras prioridades: El mensaje nos invita a preguntarnos si estamos poniendo a Dios en primer lugar o si otras cosas han tomado su lugar en nuestro corazón.
2. Entender la verdadera naturaleza de la santidad: La santidad no es algo que se obtiene por asociación superficial con lo religioso, sino una transformación interna que afecta todas nuestras acciones.
3. Reconocer el peligro de la impureza espiritual: Así como en el ejemplo de Hageo, la contaminación espiritual afecta todo lo que hacemos, por lo que debemos vigilar constantemente nuestro corazón.
4. Responder al llamado de Dios con obediencia: El mensaje enfatiza que el punto de inflexión para recibir las bendiciones divinas es precisamente cuando decidimos obedecer y volver a poner a Dios en el centro.
5. Prepararse para servir y guiar a otros: Al igual que los sacerdotes, estamos llamados a conocer profundamente la Palabra de Dios para poder orientar a quienes buscan entendimiento espiritual.
Este llamado a la santidad nos recuerda que Dios no está interesado solamente en nuestras acciones externas o en nuestro servicio religioso. Él busca corazones completamente entregados, vidas apartadas para su servicio y una comunidad de fe que refleje su carácter en todas sus dimensiones.
Preguntas Comunes Respondidas en "Un llamado a la Santidad"
¿Por qué no veo bendiciones en mi vida a pesar de ser creyente?
El mensaje de Hageo ilumina directamente esta inquietud al mostrar cómo los israelitas experimentaban escasez a pesar de sus esfuerzos: "Sembráis mucho pero recogéis poco; coméis pero no os saciáis; bebéis pero no quedáis satisfechos; os vestís pero no os abrigáis; y el que trabaja a jornal recibe su salario en bolsa rota." Esta situación ocurría porque habían invertido sus prioridades, ocupándose de sus propias casas mientras la casa de Dios estaba en ruinas.
La predicación nos enseña que cuando desplazamos a Dios del centro de nuestra vida, incluso nuestros mayores esfuerzos pueden resultar infructuosos. Las bendiciones no son automáticas por identificarnos como creyentes, sino que están conectadas con nuestras prioridades espirituales y nuestra obediencia.
El evangelio nos recuerda que "buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:33). La bendición divina fluye cuando establecemos el orden correcto en nuestras prioridades, poniendo a Dios en primer lugar.
¿Qué significa realmente ser santo en la vida cotidiana?
La ilustración de Hageo con los sacerdotes revela que la santidad no es una cualidad que se transmite por simple contacto o asociación externa. No se trata de cumplir rituales religiosos o mantener apariencias. La predicación explica que ser santo significa estar "apartado para Dios" con un propósito específico en su servicio.
En términos prácticos, la santidad se manifiesta cuando nuestras decisiones diarias, prioridades y acciones reflejan esta consagración a Dios. Se trata de una transformación interna que afecta cada área de nuestra vida, no simplemente de actos religiosos externos.
El Nuevo Testamento amplía este concepto: "Sed santos, porque yo soy santo" (1 Pedro 1:16). La santidad cristiana es participar de la naturaleza de Dios a través de Cristo, permitiendo que su carácter se manifieste en nosotros por medio del Espíritu Santo.
¿Cómo puedo saber si mis ofrendas y servicio son agradables a Dios?
Hageo muestra que las ofrendas del pueblo estaban contaminadas por su impureza espiritual. No importaba cuán diligentes fueran en traer sacrificios; si sus corazones estaban alejados de Dios, sus ofrendas no eran aceptables.
La predicación nos enseña que Dios mira más allá de nuestras acciones externas, evaluando la condición de nuestro corazón. Nuestras ofrendas y servicio son agradables a Dios cuando proceden de un corazón consagrado a Él, no cuando intentamos compensar nuestra desobediencia con actividades religiosas.
Jesús enseñó este principio cuando dijo: "Si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda" (Mateo 5:23-24). La reconciliación y la integridad son prerequisitos para un servicio aceptable.
¿Cómo puedo recuperarme después de un periodo de alejamiento de Dios?
El mensaje de Hageo presenta un modelo claro para la restauración espiritual:
1. Reconocer la condición actual ("Meditad bien sobre vuestros caminos")
2. Identificar las prioridades incorrectas que han llevado al alejamiento
3. Responder al llamado divino con obediencia concreta
4. Confiar en la promesa de bendición que sigue al arrepentimiento
La predicación muestra cómo Dios no solo señala el problema sino que ofrece un camino claro para volver a una relación correcta con Él, independientemente de cuánto tiempo hayamos estado alejados.
La invitación de Cristo sigue vigente: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Mateo 11:28). El regreso a Dios siempre está disponible a través de Cristo, quien "puede salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios" (Hebreos 7:25).
¿Por qué es importante la comunidad de fe en mi vida espiritual?
El contexto de Hageo muestra a un pueblo llamado a trabajar juntos en la reconstrucción del templo, no como proyectos individuales sino como una responsabilidad colectiva. La predicación destaca cómo la obra de Dios requiere un esfuerzo comunitario donde cada miembro cumple su función.
Además, el mensaje enfatiza el rol de los sacerdotes como intérpretes de la ley y guías espirituales, ilustrando la importancia de tener mentores y líderes espirituales que nos ayuden a discernir entre lo santo y lo profano.
El Nuevo Testamento amplía esta verdad describiendo a la iglesia como el cuerpo de Cristo, donde "todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas... va edificándose en amor" (Efesios 4:16). Nuestra vida espiritual no está diseñada para ser vivida en aislamiento.
¿Cómo afectan mis decisiones personales a mi relación con Dios y con los demás?
La ilustración de la impureza que se transmite fácilmente demuestra cómo nuestras decisiones tienen consecuencias que se extienden más allá de nosotros mismos. La predicación muestra que cuando el pueblo descuidó el templo, esto no solo afectó su relación con Dios sino también su bienestar comunitario y personal.
El mensaje enfatiza la interconexión de nuestra vida espiritual con todas las demás áreas: cuando hay impureza espiritual, esta contamina nuestras relaciones, trabajo y adoración. Ninguna decisión es verdaderamente "privada" en términos de su impacto.
Pablo recordó a los corintios: "¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?" (1 Corintios 5:6), ilustrando cómo las decisiones individuales afectan a toda la comunidad de fe y nuestra propia integridad espiritual.
¿Cómo puedo distinguir entre lo santo y lo profano en un mundo de valores confusos?
El mensaje destaca la función de los sacerdotes en Israel: debían "enseñar a mi pueblo a distinguir entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo impuro y lo puro." Esta responsabilidad ahora recae en cada creyente.
La predicación enfatiza la importancia de conocer profundamente la Palabra de Dios para desarrollar este discernimiento. No podemos distinguir correctamente sin un conocimiento sólido de los principios divinos que nos permiten evaluar las situaciones y decisiones cotidianas.
Hebreos 5:14 nos recuerda que "el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal." Este discernimiento se desarrolla a través del estudio de la Escritura y la obediencia continuada.